Nota del transcriptor: La ortografía del original se conservaba. |
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A LAS ACTAS CAPITULARES DEL MES DE MAYO DE 1810.
El primer monumento histórico de la República Argentina se echaba menosen sus anales, por haberse omitido su publicacion cuando mas importabadivulgarlo. Se ignoran los motivos que influyeron en este descuido, niqueremos indagarlos, por respecto á la memoria de los que,inconsideradamente ó por cálculo, relegaron al olvido tan clásicodocumento.
Un pueblo oprimido, que sacude con dignidsus cadenas, respetando losúltimos mandatarios de un poder expirante, presenta un fenómeno, talvezúnico, en la série de los grandes acontecimientos que han conmovido elmundo.
Las agresiones y los tumultos, que suelen ser los precursores de estasmudanzas, no prepararon la que se efectuó en Buenos Aires en los últimosdias de Mayo de 1810. El virey Cisneros, en el pleno egercicio de suautoridad, manifestó los desastres de la península, y el peligro en quese hallaba la nacion española de perder su libertad é independencia.Desesperando de la conservacion de la monarquia, invocó voluntariamenteel auxilio de un cuerpo deliberante, al que debian concurrir losrepresentantes de la ciudad y de las provincias del vireinato, paraestablecer una representacion de la soberanía del Señor D. FernandoVII.[1]
En un pueblo turbulento é indócil, este solo anuncio hubiera producidoun alboroto, y arrastrado el país al borde de un abismo. Pero la buenaíndole de sus habitantes, y la prudencia del Cabildo, les hicieronmarchar con acierto en una senda nueva y peligrosa. Los miembros de estailustre corporacion, que hubieran podido asumir un poder que casi abdicóel Virey, le rodearon de consideraciones, y se mantuvieron en sudependencia, hasta que el pueblo, legalmente convocado, se decidió áreemplazarle por otra autoridad, que aunque bien definida en losprimeros comicios, sufrió notables modificaciones en los subsiguientes.
Las actas de estas asambleas, en que el pueblo tomó por primera vez laactitud de un soberano, atestiguan su noble y juiciosa comportacion.¡Cuan pocos monumentos de esta clase nos ofrece la história! Estostránsitos repentinos de la servidumbre á la libertad están trazados concaractéres de sangre en los fastos de todas las naciones, sin excluirlas mas ilustradas. En Inglaterra, en Italia, en Francia, cuando elpueblo recuperaba sus derechos, se entregaba á los mayores excesos, yreemplazaba la tiranía de un solo, por la aun mas insoportable demuchos.
El cambio de las instituciones en Buenos Aires no hizo estragos, á pesarde ser brusco: y si los que se apoderaron despues de los destinos delpaís, se hubiesen conservado en la senda que les señaló el voto de suscomitentes, muchas lágrimas se ahorráran, y el aniversario del gran diade la Pátria se hubiera celebrado siempre con igual entusiasmo.
Lo que mas se recomendó en aquellos dias de agitacion y sorpresa, fué:"precaver toda division, radicar la confianza, cimentar la union, notocar los extremos, &a"...Estos eran los consejos que daba una autoridadprevisora,[2] y con los que simpatizó el pueblo, mientras estuvo bajo suinflujo. Pero estos principios,